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El mundo cambia día a día. No es un cliché, es una realidad.
A lo largo de los años muchas cosas han cambiado, paradigmas se han modificado o incluso se han roto. Cosas que antes se normalizaban, hoy son cuestionadas. El mundo empresarial no es ajeno a esto. Se ha buscado, a través de diversos mecanismos, que las relaciones laborales entre empresarios y colaboradores sean mucho más justas y equitativas.
Así, un nuevo modelo empresarial se ha ido construyendo durante los últimos años. Uno mucho más sensible a su entorno, que más allá de la mera utilidad económica fortalezca su responsabilidad social, uno que incluye a todos sus grupos de interés sin olvidar el medio ambiente y, desde la ciudadanía y el empresariado, coadyuve para crear y mejorar los marcos regulatorios para tales propósitos.
Aunque se ha avanzado, todavía falta mucho trabajo por hacer para que ese nuevo modelo no se quede en una moda o en buenas intenciones, sino que sea parte inherente a las dinámicas productivas. Por eso, desde Coparmex, tanto a nivel nacional como local, trabajamos para fortalecer esa nueva conciencia empresarial que promueva el desarrollo inclusivo y sostenible en sus políticas de gestión; por tal motivo, nos da mucho gusto que cada vez seamos más los que atendemos ese llamado.
Aquí quiero hacer un paréntesis para señalar que, empresario no sólo es aquel que hace inversiones millonarias y tiene organizaciones gigantes. Empresario es todo aquel que realiza una actividad económica lícita y formal, abonando al crecimiento económico de nuestro país, como lo es un emprendedor o un micro, mediano o pequeño empresario, conocidos como MiPyMEs; quienes, por cierto, son los responsables de más del 80% de los empleos de nuestro país.
Te invito a que hagas un ejercicio, veas a tu alrededor e identifiques a aquellos amigos o familiares que tienen un negocio pequeño o grande. Verás que son más de los que te imaginas. De ahí la importancia de fortalecer de manera integral su potencial productivo y social, pues somos agentes de cambio que incidimos de manera directa y positiva en la sociedad.
Por ello también hemos manifestado en diversas ocasiones nuestro malestar con aquellas voces que estigmatizan e insultan a los empresarios, tachándonos de aspiracionistas, conservadores, fifís, minoría rapaz, arrogantes y hasta mañosos, entre otras denostaciones que no abonan más que a polarizar totalitariamente a nuestra sociedad. Definitivamente no se puede generalizar, pues estoy segura que somos muchos más aquellos que genuinamente aportamos con nuestras organizaciones al crecimiento de México y al bienestar de miles de familias.
Por eso, desde este espacio, hago un llamado para que cada vez seamos más las y los empresarios (de todos los tamaños, giros y sectores) con ese nuevo perfil: más propositivo, más consciente, más justo, más inclusivo, con el objetivo claro de impactar positivamente, no sólo en nuestras empresas, sino en nuestras comunidades, en el medio ambiente, que le de un nuevo significado a las relaciones laborales y humanas. Es decir, que cuenten con una visión que integre la responsabilidad social y ambiental como pilares.
Juntos podemos construir el futuro que deseamos y que merecemos y, los empresarios en conjunto con gobierno y sociedad en general, somos una pieza clave para lograrlo.
Es de vital importancia entender su impacto en los resultados de una empresa
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